Después de un viaje en autobús bastante molón desde Jodhpur, me planto en Ajmer. Son las 7pm y se me hace bastante dificil negociar un tuk tuk hasta Pushkar. Decido caminar y caminar. No mola, se hace de noche y no consigo situarme, llego a una plaza bastante concurrida, allí tengo más suerte y consigo un buen precio.
Tengo pensado estar dos días, pero paseando por este pueblecito me doy cuenta que poco tiene que ver con el Rajastán que conozco hasta ahora.
Un ambiente amable y familiar con un toque hinduista, hacen que me plantee quedarme algún día más.
Aquí podré estar relajado y creo que podré sacar buenas fotos en los ghats durante las primeras horas del día. 😀
Sábado 20, me levanto enérgico! Preparo mi cámara y salgo del hotel en busca de un buen desayuno.
Tortilla, tostadas e Indian Chai por 1,2€!
Paseando por el centro encuentro una barbería dónde su dueño me explica que ejercen el oficio durante cinco generaciones! Me dice que es famoso en todo Pushkar y lo compruebo preguntando por el pueblo, todo el mundo lo conoce. 🙂
No puedo irme sin que este entrañable hombre me haga «un algo» en mi pelo…
Por la tarde decido ver la puesta de sol en los ghats y ver la vida que hay allí. Tengo curiosidad ya que los locales me comentan que a pesar de estar detras de la «main road» es un mundo aparte.
Me cuesta encontrar las palabras para describirlo y expresar lo vivido. Se respiraba paz, tranquilidad. Gente bañandose en el río sagrado, rezando, todo acompañado por música hindú.
Mañana pongo rumbo a Jaipur, mi quinta parada!